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songno at Aug 05, 2025 11:59 PM

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una verdad tan necesaria? y sagrada para el bien de esta misión, tranquilidad y uniformidad el bien de esta misión, tranquilidad y uniformidad
entre sus Ministros; que tan deseada ha sido siempre de todos.
Luego que los Religiosos de mi orden entraron en este Reino que fue
el año de 1631. Y supieron Lengua comenzando a ejercer su ministerio apostólico,
tuvieron noticia de las ceremonias que los chinos hacían en reverencia de sus progenitores
y difuntos, y porque algunos cristianos letrados que habían sido bautizados
por los padres de la Compañía, lo negaron, y ocultaron por recelo de que nuestros
religiosos se lo prohibiesen fue necesario averiguarlo de secreto, para lo cual fueron
una noche el Padre Fray Julio Bautista de Morales, prelado que era entonces de mi
orden, y el Padre Fray Antonio de Santa María de la Seráfica, y vieron sin ser sentidos
la oferta solemne que hicieron los gentiles y cristianos del Padre Julio de Morales iang(¿esta palabra puede ser aunque?) en el templo
de sus Progenitores difuntos, con que los que lo negaban antes, quedaron convencidos
de su poca fidelidad en esta parte, engañando a sus Ministros en puntos de tanta importancia;
pero recurrieron, a que todo aquello era lícito supuesto que los padres de la Compañía
se lo permitían a sus cristianos; razón que para ellos era suficiente, pero no para los ministros
que habían visto cosas con sus ojos que les parecía no era posible se las permitiesen los ministros evangélicos; y para certificarse de la verdad de esta permisión, fueron a la metrópoli
de esta Provincia, distante de la Villa de Fo?gan?(Fuzhou/Guangzhou?) cinco días de camino el Padre Fray Julio
Bautista y el Padre Fray Francisco de la Madre de Dios, franciscano; en donde a la sazón estaba el
Deán viceprovincial de la Compañía, Francisco Hurtado, y dicho padre le respondía que como los cristianos
en dichas ofrendas no quemasen dineros de papel, ni pidiesen ni esperasen bienes de
sus difuntos ni entendiesen que las almas descendían sobre las tablillas a recibir
las ofrendas; que todo lo demás era político y civil, y por tal se lo permitían a los cristianos,
esta fue la primera diligencia que nuestros religiosos hicieron acerca de este punto.
Vueltos los dos Religiosos a Fo?gan?( Fuzhou/Guangzhou?), no les pareció en materia tan grave el
regirse solo por la autoridad extrínseca que se funda solo in auctoritate dicentis (por la autoridad del hablante).
Pues no se les dio razón alguna, consultaron el caso con los lectores de teología, y
demás hombres doctos de estos del colegio y universidad de Santo Tomás de Manila; proponiendo
todo lo que acababan visto, y averiguado acerca de dichas ofrendas y veneración
a sus progenitores difuntos y de estos cumplieron. Ni uno resultó que de ninguna
manera eran permitibles a los cristianos las acciones que allá se proponían; y aunque
mis Religiosos se las prohibieron como pecaminosas; pero después de esta resolución
lo hacían con más seguridad de conciencia. Los casos que en orden a esto les sucedieron,
ya se han escrito en otra parte, después de seis años fueron desterrados a Macao
dos Religiosos nuestros que fueron el Dr. Fray Juan Bautista de Morales y el Padre
Fray Francisco Díaz, habiendo sido primero azotado cautamente tres veces por causa pública,
puestos a la vergüenza con unos tablones de cien libras en los pescuezos, no
por otra causa sino por predicar de una falta sectaria. Llegados a Macao, el tiempo que
allí estuvieron, que fue más de un año, procuró el P. Dr. Juan Bautista con todos sus votos,
y puso todos los medios posibles, para conseguir la unión entre dos ministros
de este Reino en dichos puntos. Escribió cartas a Manila, trató con los dos padres
visitadores que iban en aquel tiempo y nuestro Deán Provincial de la Provincia del Señor Rosario,
que lo era entonces el Padre Fray Clemente Gant Escribió una carta al P. Visitador
Manuel Díaz, suplicándole en ella se disputasen estos puntos en la ciudad

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una verdad tan necesaria? y sagrada para el bien de esta misión, tranquilidad y uniformidad el bien de esta misión, tranquilidad y uniformidad
entre sus Ministros; que tan deseada ha sido siempre de todos.
Luego que los Religiosos de mi orden entraron en este Reino que fue
el año de 1631. Y supieron Lengua comenzando a ejercer su ministerio apostólico,
tuvieron noticia de las ceremonias que los chinos hacían en reverencia de sus progenitores
y difuntos, y porque algunos cristianos letrados que habían sido bautizados
por los padres de la Compañía, lo negaron, y ocultaron por recelo de que nuestros
religiosos se lo prohibiesen fue necesario averiguarlo de secreto, para lo cual fueron
una noche el Padre Fray Julio Bautista de Morales, prelado que era entonces de mi
orden, y el Padre Fray Antonio de Santa María de la Seráfica, y vieron sin ser sentidos
la oferta solemne que hicieron los gentiles y cristianos del Padre Julio de Morales iang(¿esta palabra puede ser aunque?) en el templo
de sus Progenitores difuntos, con que los que lo negaban antes, quedaron convencidos
de su poca fidelidad en esta parte, engañando a sus Ministros en puntos de tanta importancia;
pero recurrieron, a que todo aquello era lícito supuesto que los padres de la Compañía
se lo permitían a sus cristianos; razón que para ellos era suficiente, pero no para los ministros
que habían visto cosas con sus ojos que les parecía no era posible se las permitiesen los ministros evangélicos; y para certificarse de la verdad de esta permisión, fueron a la metrópoli
de esta Provincia, distante de la Villa de Fo?gan?(Fuzhou/Guangzhou?) cinco días de camino el Padre Fray Julio
Bautista y el Padre Fray Francisco de la Madre de Dios, franciscano; en donde a la sazón estaba el
Deán viceprovincial de la Compañía, Francisco Hurtado, y dicho padre le respondía que como los cristianos
en dichas ofrendas no quemasen dineros de papel, ni pidiesen ni esperasen bienes de
sus difuntos ni entendiesen que las almas descendían sobre las tablillas a recibir
las ofrendas; que todo lo demás era político y civil, y por tal se lo permitían a los cristianos,
esta fue la primera diligencia que nuestros religiosos hicieron acerca de este punto.
Vueltos los dos Religiosos a Fo?gan?( Fuzhou/Guangzhou?), no les pareció en materia tan grave el
regirse solo por la autoridad extrínseca que se funda solo in auctoritate dicentis (por la autoridad del hablante).
Pues no se les dio razón alguna, consultaron el caso con los lectores de teología, y
demás hombres doctos de estos del colegio y universidad de Santo Tomás de Manila; proponiendo
todo lo que acababan visto, y averiguado acerca de dichas ofrendas y veneración
a sus progenitores difuntos y de estos cumplieron. Ni uno resultó que de ninguna
manera eran permitibles a los cristianos las acciones que allá se proponían; y aunque
mis Religiosos se las prohibieron como pecaminosas; pero después de esta resolución
lo hacían con más seguridad de conciencia. Los casos que en orden a esto les sucedieron,
ya se han escrito en otra parte, después de seis años fueron desterrados a Macao
dos Religiosos nuestros que fueron el Dr. Fray Juan Bautista de Morales y el Padre
Fray Francisco Díaz, habiendo sido primero azotado cautamente tres veces por causa pública,
puestos a la vergüenza con unos tablones de cien libras en los pescuezos, no
por otra causa sino por predicar de una falta sectaria. Llegados a Macao, el tiempo que
allí estuvieron, que fue más de un año, procuró el P. Dr. Juan Bautista con todos sus votos,
y puso todos los medios posibles, para conseguir la unión entre dos ministros
de este Reino en dichos puntos. Escribió cartas a Manila, trató con los dos que eran
Visitadores que iban en aquel tiempo y nuestro Deán Provincial de la Provincia del Señor Rosario,
que lo era entonces el Padre Fray Clemente Gant Escribió una carta al P. Visitador
Manuel Díaz, suplicándole en ella se disputasen estos puntos en la ciudad