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calor, que, cuando suben a este pueblo de Tancitaro los indios de tierra caliente, suelen enfermar y morirse, destemplándose con el fresco de acá arriba, y los de acá, cuando bajan allá. Razón será [ahora] dar cuenta de los pueblos de acá arriba, sujetos desta cabecera. Son los siguientes: primeramente,
San Miguel Irepando y Araparicuaro, que por otro nombre se dice los Tres Reyes, que es la advocación de la iglesia; y otro se llama San Juan Urapu; y otro se llama Santo Antonio Tamatacuaro; y otro se llama San Pedro Uaninba; y otro se llama San Fran[cis]co Uario.
Y, pues hemos dado cuenta destos pu[ebl]os de tierra fria, será razón demos cuenta de los de tierra caliente, que son los siguientes:
Santiago Acauato, Paracuaro [y] Apatzingan (éste es uno de los mejores desta cabecera, y de más gente) Está Santiago Acauato, desta cabecera, como [a] cuatro leguas; Paracuaro estará [a] cinco, [y] Apatzingan estará como [a] seis pequeñas. Estará el pueblo de Santiago, de Apazingan, [a] legua y media; y estará otro pu[ebl]o que se dice San Juan Tendechutiro, de Apazingan, [a] dos leguas; estará otro pueblo q[ue] se dice Santa Ana Amatlan, de Tendechutiro, [a] dos leguas; estará otro pu[ebl]o que se dice Xalpa, de Amadan, [a] media legua; estará otro pu[ebl]o que se dice Tomatlan, de Xalpa, [a] dos leguas; estará otro pu[ebl]o que se dice Puco, de Tomatlan, [a] otras dos leguas. Todos éstos son los pu[ebl]os de tierra caliente, sujetos desta cabecera.
Este pueblo de Apazingan, como he dicho, de tierra caliente, es el mejor de todos los sujetos y el mayor. Es, como digo, muy caliente, y los aprovechamientos que tienen los naturales dél son maíz, que siembran dos veces en el año, y muchos plátanos, que cogen y los secan y venden a personas que los vienen a comprar; que, secos, es una fruta a manera de conserva de carne de membrillo, y, como digo, es fruta q[ue] en muchas partes es estimada y vale dineros a los que viven de tratar en ellos. Y, asimismo, tienen cacao que cogen, aunque] no en tanta cantidad como en otras partes. También cogen algodón y añil, algunos dellos.
La tierra es muy viciosa y codiciosa de andar en ella, si no fuese, como digo, por los mosquitos, que hacen mala vecindad. Los Arboles del caco son muy frescos
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y de gentil parecer; no son grandes, [sino] algo parrados. La hoja muy alegre, como hoja de nogal, aunque es tan ancha, o algo más larga. No se cría debajo dellos yerba ninguna, porque jamás da sol en el suelo a do están plantados porque son árboles muy delicados: si les da el sol, o cualquier hielo, a la hora se pierden. Y ansi, cuando las plantan, les ponen otros árboles que crecen mucho, y éstos los cubren de sombra y no les toca el sol; porque, como dicen, los tienen todos cubiertos y ellos quedan debajo. Y, ansi se llaman estos árboles, en la lengua mexicana, YNANCES que quiere decir "madres que crían [a] aquellos cacahuatales". Es cosa de notar las maravillas que se ven en estos árboles de cacao q[ue], en el tronco a raíz de la tierra, echan la fruta y la flor, y, ansi, va todo el pie, por gordo q[ue] sea, todo lleno de flor. Y, al tiempo de dar la fruta, van por el mismo pie arriba, de una parte y de otra todo el pie lleno de unas mazorcas a manera de unas piñas medianas. Y dentro, en cada mazorca de aquellas, lleva veinticinco o treinta almendras, que valen, ciento deltas, un real, y a las veces vale más y a las veces vale menos, porque se suelen helar. Pasa por moneda en muchas contrataciones, que se compran haciendas, a trueque dél, de más de diez y doce mil ducados. Es trato muy seguro y de grandes ganancias para los que tratan en él. Tiene muy gran salida en todo tiempo, porque lo gastan todos los naturales que lo beben. No emborracha, mas, de que es muy frío, suele hacer poco provecho a los que lo beben estando calurosos, y aun han muerto algunos. Hace una espuma como manteca: los que la usan comer engordan con ella.
Pues habernos dicho de la propiedad de los árboles del cacao, razón es digamos de los plátanos. Los árboles de los plátanos son muy hermosos, porque echan unas hojas verdes como un tafetán y, algunas, tan anchas como el mismo tafetán, y de vara y media de largo, y algunas más y otras menos. El pie del árbol es muy hermoso, y todo liso y muy derecho y verde. El pie no echa ramo ninguno, sino solamente unas hojas q[ue] salen del mismo
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pie, y no tendrá, de ordinario, más de doce o quince hojas. Y echa, cada quince días, una hoja y, así como la echa, se va marchitando la otra; y así, no tiene, ordinariamente, más hojas que éstas que he d[ic]ho. Será tan alto el árbol como tres y cuatro estados de hombre, y derecho y liso, blando como un rábano. Sale mucha agua del pie cuando le cortan. Suelen ser tan gordos como un grueso muslo de un hombre, y algunos son más, y aun tan gordos como un hombre no muy gordo por la cintura: su corte es como de un rábano Echa solamente una flor, y ésta echa, en lo alto a do echa, un cogollo a manera de una muy gruesa mazorca y, dentro en aquella mazorca, echa más de doscientas flores, todas alrededor de aquella mazorca. Son las flores blancas y, en cada una de aquellas flores, echa un plátano; mas de que no se gozan mucha parte dell[o]s. Deltas echan una cobertura en aquel florón, que tiene tapadas las flores antes que salgan: de un color morado y muy hermosa esta cobertura que tiene cubiertas [a] estas flores. Después que estas flores han salido, desde allí a dos semanas comienzan a [a]parecer los platanillos, todos alrededor de aquel florón; que es [de] dar gracias a nuestro S[eñ]or que los crió. [Y], desde allí a tres meses, viene a madurar aquella fruta. Es muy buena de comer, verde y seca; aunque más sana es cuando [los plátanos] están pasados. Comense crudos, y, asados y cocidos, se hacen buenos potajes dellos para días de cuaresma. Son árboles muy delicados, que, aunque son gordos, viniendo un viento recio, no queda ninguno que no cae.
Y, como son pesados y van cayendo, se derriban unos a otros; aunque haya más de mil, en un avemaría están todos por el suelo. Plántanse cabe el agua, y no dentro. No lleva más de un fruto cada árbol, y, ansí, se compara a la madre de Dios, q[ue] llevó sólo un fruto, que fue a CR[IST]O n[uest]ro s[eñ]or.
Hay otras muchas frutas de la tierra; como son aguacates, zapotes, mameyes, tenpisques, naranjas, limas y limones, melones de Castilla, y otras grandes que se dicen sandías, y otras calabazas q[ue] llaman AYOTES, que comen cocidas. Crían gallinas de Castilla y de la tierra, q[ue] llaman gallipavos, de que comen. Y tienen algún pescado de arroyos y uno, que es algo grande, que cría muy hermosas truchas. Matan venados, de que comen, y otras [cazas], como son liebres y conejos. [Tienen] muchas aves: hay faisanes en cantidad.
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Hay grandes pedazos de tierras baldías, que no sirven a nadie para estancias de ganados, y caballerías de tierra. Y, para poner huertas de cacao, algodonales, y para sembrar mucha cantidad de maíz, [hay] tierras de riego, q[ue] se podrá sacar fácilmente el agua de los arroyos; aunque los naturales, en algunas partes, la tienen sacada. No se da en esta tierra trigo, por ser, corno es, caliente; ni es tierra habitable para españoles, sino son para aquellos naturales q[ue] habitan en ella.
Hay leones [y] tigres en cantidad. Hacen daño en las estancias que hay en aquellas comarcas de ganados mayores, comiendo las crías, ansí de las vacas como de las yeguas. Están tan seguros estos animales para hacer sus presas, que, acabando de matar la res, se meten en malezas y espesuras, q[ue] en esta tierra se llaman arcabucos, q[ue] no hay persona que, a pie ni a caballo, pueda entrar ni hender por ellos; y, ansí, salen con todo lo que quieren, sin que los puedan ofender ni matar, si no es que haya buenos perros, q[ue] los suelen encaramar en los árboles y, ansí, los. matan con arcabuces o ballestas.
Aunq[ue] la tierra al parecer es codiciosa, por la frescura de las huertas de cacao y plantanales, por otra parte es inhabitable, por la demasiada calor y mosquitos; aunque algunos meses del año no son tan trabajosos, sonlo en tiempo de agua.
Hablan, todos estos naturales desta cabecera de Tancitaro y sus sujetos, la lengua tarasca; excepto un pu[ebl]o que se dice Santiago Acauato, que éstos, aunque entienden la tarasca, hablan la mexicana. Son buena gente. No son muy bulliciosos, ni amigos de pleitos ni disensiones, [y] poco belicosos. Ellas muestran más coraje, q[ue] no ellos, porque son, muchas dellas, bravas, rencillosas por pocas cosas. Esta tierra caliente es llana y húmeda. Viven en ella sanos los naturales; gastan pocos vestidos.
Los [esti]gos desta relación fueron DON ALONSO THARENGO, y BENITO CONAPO y PEDRO TZURIQUI, hombres muy viejos, de setenta y ochenta a[ñ]os, naturales deste d[ic]ho pueblo, y habidos y tenidos por hombres de bien y de verdad. Los cuales, todos juntos, depusieron lo que va en esta relación. No lo firmaron, porque no supo ninguno firmar.
En este pu[ebl]o de Tancitaro, y [en] sus sujetos de acá arriba, se dan clavelinas blancas y coloradas, y muy olorosa[s] rosas, y azucenas, alhelises, yerbas de Castilla y lirios. Y, en la tierra caliente
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destos sujetos, no se da nada desto, a cuatro y a cinco leguas de aquí.
Fueles preguntado con qué armas peleaban en aquel tiempo, [y] dijeron que con arcos y flechas y rodelas, y que no se usaba yerba entre ellos. Y, [preguntados] que cómo se llamaban las armas que traían, dijeron que, los arcos, se llamaban en la lengua mexicana TLAHUITOLES y, las flechas, MITL, y, en la lengua tarasca, al arco llaman CANICUQUA y, a la flecha, PI[H]TAQUA y, a la rodela, ATAPU, [que] en la lengua mexicana [es] CHIMALLI. Y, con esto, doy fin a esta cabecera y sujetos de Tancitaro.
Será bien, [ahora], dar razón de la cabecera de Tlapalcatepeque y sus sujetos, que es la tierra caliente, a do no hay cacao, y muy pocos plátanos, si no es maíz y algodón y sal: tierra de muy pocos aprovechamientos. Siembran unas calabazas q[ue] son muy grandes, y aquéllas pintan, q[ue], en la lengua mexicana, llaman XICALLI a las grandes y, a otras pequeñas, TECOMATES. Y éstas, pintadas, hacen dinero dellas, con que comen y se visten y pagan los tributos a sil Maj[esta]d; y éstas pintan las mujeres, y desto viven.
Este pu[ebl]o de Tlapalcatepeque, con sus sujetos, tendrá hasta tres[cient]os tributarios. Es buena gente, aunque en Santa Ana, que es un pu[ebl]o sujeto de T[l]apalcatepeque, son grandes pleitistas y bulliciosos, que desasosiegan la cabecera con pleitos, q[ue] no se osa tomar con ellos porque les temen grandemente. Tiene esta cabecera de Tlapalcatepeque, por sujetos, al d[ic]ho pu[ebl]o de Santa Ana Tetlaman, y al de Chilatlan y al de Tamazulapa[n]. No hay río cerca del pu[ebl]o, si no es un arroyo que lleva en tiempo de seca muy poca agua; [pero] tiene, [a] una legua de allí, un muy grande y hermoso rio que se dice Arimao de mucho pescado y muy grande: tiene caimanes, muy gran cantidad dellos, que, pasando los naturales por el río, hacen daño, en especial a caballos y a perros, que los cogen yendo nadando; y, ansí, los naturales han sido muchas veces heridos dellos. El pescado es bueno de comer. Son como barbos de Castilla q[ue], en la lengua mexicana, llaman TLACAMICHIN, y por otro nombre los llaman bagres, y, en la lengua tarasca, [los] llaman CURUCHA.
Este pu[ebl]o de Tlapalcatepeque es de su Maj[esta]d. Dicen dos viejos, los más ancianos que se pudieron hallar en T[l]apalcatepeque, que tuvo, primero, un encomendero que se llamó ALONSO DE ÁVALOS Los, y que este ÁVALOS se fue a España y que creen murió allá, porque están ahora en cabeza de su Maj[es]t[ad]; y que no han tenido otro señor después de convertidos a n[uest]ra fe. Y que no fueron conquistados estos indios, sino que ellos se vinieron