| 9porcionarles las dulces satisfacciones que produce el tra-
bajo. Pero qué idea tan triste y deseconsoladora dan de su
carácter esas presuntuosas jovencitas á quienes he oido
exclamar: “¿Recibirnos de profesoras? ¡Imposible! Eso se
ha ordinariado tanto, que hasta las hijas de porteras y plan-
chadoras reciben este título.”
¡Como si esas pobres criaturas que carecen de bienes de -
fortuna y por lo cual son dignas de compasión, llevasen
el sello de la infamia en su frente envuelta entre las ne-
gras gasas del dolor!
Queridísimas lectoras, me despido de vosotras rogán—
doos que no rechacéis el adelanto porque el pueblo pueda
obtenerlo también: bastante he abusado de vuestra aten-
ción y bondad. Terminaré ya mi fastidioso artículo, es-
perando me perdonéis lo incorrecto de él, en vista de
que me impulsó á escribirlo el inmenso deseo y profundo
interés que abrigo en mi corazón porque la mujer ocupe
el elevado puesto que el Progreso le señala,
ELISA.
| 9porcionarles las dulces satisfacciones que produce el tra-
bajo. Pero qué idea tan triste y deseconsoladora dan de su
carácter esas presuntuosas jovencitas á quienes he oido
exclamar: “¿Recibirnos de profesoras? ¡Imposible! Eso se
ha ordinariado tanto, que hasta las hijas de porteras y plan-
chadoras reciben este título.”
¡Como si esas pobres criaturas que carecen de bienes de -
fortuna y por lo cual son dignas de compasión, llevasen
el sello de la infamia en su frente envuelta entre las ne-
gras gasas del dolor!
Queridísimas lectoras, me despido de vosotras rogán—
doos que no rechacéis el adelanto porque el pueblo pueda
obtenerlo también: bastante he abusado de vuestra aten-
ción y bondad. Terminaré ya mi fastidioso artículo, es-
perando me perdonéis lo incorrecto de él, en vista de
que me impulsó á escribirlo el inmenso deseo y profundo
interés que abrigo en mi corazón porque la mujer ocupe
el elevado puesto que el Progreso le señala,
ELISA.
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