| 7la distancia; algunos se les pasan años entero sin cumplir con la iglesia, todos sus hijos, y mucha-
chos sin acudir una ves a rezar: aliunde Vuestra Reverencia ya sabe el descuido de sus padres naturales en enseñarles
en sus casas la doctrina; se están criando estos chicuelos montañares, con horror a todo ejercicio cristi-
ano libre, viviendo sin sujeción alguna; será fácil meterlos después por camino, sin que cuesten pesa-
dumbres, quiza sangre, y muertes, si acaso Dios fuere servido, que los declarados enemigos se acaben? Creo, que
no, mi Padre Procurador, y me persuado, que sera necesario, que el Rey después gasté algún dinero, para
volverlos a reducir a sus Pueblos, y que dentro de las misiones mantenga alguna escolta, que se podía ocu-
par nuevas conquistas, para que otra vez tomen corriente, y se amolden, a lo que deben. No es pensami-
ento arbitrario porque a mas de la razón, y de lo que la experiencia nos enseña, ya se le ha oído decir a
alguno que si los quisieren traer a los Pueblos, que a fuerza de armas se defenderán: Pues sí ahora, que no
están muy arraigados en estas marismas y montes, ya dicen esto; si ahora se atreven a proferir tal
proposición, cuando ya tengan más libertad, mayor el número, y estén más arraigados, qué dirán?
Y que no harán? Más, ello es que ya de los enemigos no están seguros en las marismas, y montes en-
tre Río Mayo y Yaqui porque ya todo eso lo andan, y hostilaran los alzados: es necesario que pa-
ra resguardo de sus vidas, y bienes se retiren, y remonten más lejos, y a dónde del todo se imposibilite
su espíritual administración, y ve Vuestra Reverencia ahí perdido el tanto de la sangre de Jesús Cristo muriendo | 7la distancia; algunos se les pasan años entero sin cumplir con la iglesia, todos sus hijos, y mucha-
chos sin acudir una ves a rezar: aliunde Vuestra Reverencia ya sabe el descuido de sus padres naturales en enseñarles
en sus casas la doctrina; se están criando estos chicuelos montañares, con horror a todo ejercicio cristi-
ano libre, viviendo sin sujeción alguna; será fácil meterlos después por camino, sin que cuesten pesa-
dumbres, quiza sangre, y muertes, si acaso Dios fuere servido, que los declarados enemigos se acaben? Creo, que
no, mi Padre Procurador, y me persuado, que sera necesario, que el Rey después gasté algún dinero, para
volverlos a reducir a sus Pueblos, y que dentro de las misiones mantenga alguna escolta, que se podía ocu-
par nuevas conquistas, para que otra vez tomen corriente, y se amolden, |