castigados, enojarían a su dios que estaba en lo alto.
El que tenía ayuntamiento con parienta, o madrastra,
moría por ello; el que tenía ayuntamiento con la
mujer ajena, tenía este género de castigo y satisfacción:
que el marido procuraba de matar al adúltero
y, muerto, mataba luego [a] la mujer, y el matador
ibase al señor o gobernador y decíale cómo él había
muerto a su mujer por haberse hecho adulterio, y que
era hija de fulano en tal barrio, y [que], ansi mismo, había
muerto a fulano por la traición que le hacía, hijo de
fulano en tal barrio. Y el señor enviábalo a decir
ansí a los padres o deudos de los muertos, y que si
querían perdonarles aquellas muertes al tal matador;
y, si no querían perdonarle, enviaban a decir al señor que ellos
querían vengar la muerte, que saliese el ofendedor, porque
querían flecharse con él. Y, ansí, salían los deudos
de los muertos, y los del ofendedor, y flechábanse
hasta que alguna de las partes muriese, que era la
señal de satisfacción o vencimiento. Y, con esto, se concluye
esta cuestión y se responde a este capítulo.
15. Al quince capítulo, se responde que este dicho pueblo
de Ameca se gobernaba, en tiempo de su gentilidad,
por un señor y por un nahualehca, que quiere
decir “familiar”, y este familiar dicen que hablaba
con el Demonio y sabía las cosas que habían de
suceder. Y éste, y el gobernador y señor, llamaban a
los mandones de cada barrio [para que], a alta voz, dijesen
a los naturales lo que el familiar decía de lo que
había de suceder y las guerras que se les movían, y [si] los
tiempos habían de ser lluviosos o secos. Y estos
tequitlatos o “mandones” eran obedecidos de todos los
macehuales, y [eran] los que tenían cuidado de mandar
salir [a] los que habían de ir a la guerra y a los que habían
de hacer las sementeras para el señor, y tenían
cuidado de cobrar los tributos. Gobiérnase hoy
día este dicho pueblo por un alcalde mayor,
proveído por el muy excelente señor Virrey de la Nueva España,
y por dos alcaldes ordinarios, indios electos por
el alcalde mayor, regidores y los demás principales