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fuera de el esperado, y aún en este tampoco me
hubiera opuesto a no tener más que certeza mo-
ral, de que la notificación del bando en este
lugar no se dirigía a otras personas, que a
nosotros, ni aún así me hubiera opuesto, ciertas
misma evidencia, que yo tenía, no supiera que la
tenían las demás; pero reflejando sobre esta verdad
y que hasta los párvulos no dejaban de advertir
el escándalo de el hecho, no pude sin agravar
mi conciencia permitiéndolo.

Que fue a nosotros el vando me parece lo
acredita, ya el haberse publicado a todos en la
Guardia, ya el no haber salido jamás, ni aún en
tiempo de S[eñor] Felipe Barri, (y sino, que lo diga el
mismo) ya publicar bando alguno, fuerza de dicho
lugar, ni menos de venir a nuestra casa con
los soldados armados con bala en boca; y
finalmente el no haber en este sitio donde intento
y principio a publicarlo, otras personas que
la mía, con el P[rimer] Ministro de Loreto; porque sí
fue a los de el Real y soldados, que se halla-
ban en Loreto, ya se les hizo saber en la Guardia
del mismo modo y a tono de pregón, como
pretendía ejecutarlo, y en efecto principio
en el termino de nuestra habitación; si a los
Indios en la misma conformidad; si al
comisario y a su cajero del mismo modo
también: luego parece señor, que es menester
querer cerrar voluntariamente los ojos de la
luz de la razón, para no creer, que el ban-
do vino S[eñor] Felipe Barri a a publicarlo a los