ten y para alborozo de las que sentimos el amor devotísi-
mo por las letras, el cuadro de las mujeres de nuestra épo-
ca que no han perdido el carácter de madre ni de sacerdo-
tisas del hogar, y sin embargo, compiten con los hombres
en el mundo, cumpliendo con la ley de Dios y los precep-
tos morales de que el trabajo no es una pena sino una
condición de la virtud.
Helas aquí:
La Sra. Fanny Dickinson, de Chicago, es la primera Doc-
tora que será admitida como miembro del Congreso Mé-
dico Internacional. Su especialidad es enfermedades de
los ojos.
Mlle. Talbotier, una joven francesa, ha pasado con Èxi-
to sus ex·menes para obtener un diploma de la lengua
árabe.
Mrs. Julia Wilson, de New Haven, colaboró con su pa-
dre el Dr. E. A. Andrews en la compilación de su Diccio-
nario Latino, y después de la muerte de éste, ha revisado
la obra.
Doce Señoras naturales de Bombay, están estudiando
en el Colegio de Medicina de dicha ciudad, donde son ad-
mitidas las mujeres como candidatas para los mismos ex·-
menes que los hombres. Dos Sras. inglesas doctoras tie-
nen una buena clientela en esta provincia.
Ha aparecido en Roma otro periódico editado por una
Señora. Publicación quincenal que se titula Galatea y cu-
ya editora es Clelia Ber-Tini-Allilj.
Mme. Vinitski y Mme. Rostopschin han llamado la aten-
ción en Rusia con sus novelas.
El contrato por cinco años para la limpieza de las ca-
lles de Buffalo, E. U. de A., ha sido concedido á la Sra. A.
M. Holloway, por $ 447,000.
Mme. Dowan-Lalande ha recibido un premio de 1,500
fr. de la Academia Francesa, en reconocimiento del valor
y celo que desplegó durante la epidemia del cólera de 1883
á 1884 en Egipto y más tarde en Tolon. Mme. Dorvan-La-
lande recibió una medalla de oro en 1885.
La joven Higinia Massarini ha obtenido un título en ma-
tem·ticas en la Real Universidad de Nápoles.
El número de Doctoras que practican la medicina en la
ciudad de New York pasa de 80. Media docena de ellas
tienen ya una clientela que les produce $ 10,000 anuales.
Mme. Louise Massart, muerta recientemente, fué en un
tiempo la pianista más popular de París, y la profesora
de Mlle. Clotilde Kleeberg y otras eminentes artistas. Nun-
ca ejecutó fuera de París.
(Continuará).