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asimismo, cuando querían tratar algún casamiento de algún cacique, los padres de los desposados iban a tratarlo con los sacerdotes, y les llevaban sus presentes de mantas, joyas y plumas, y los dichos sacerdotes invocaban al demonio o a sus dioses. Y, luego,
para aquel afecto. Y dicen que, si acaso algún sacerdote tenía exceso con alguna mujer, que lo mandaban apedrear; y dicen que algunos de estos sacerdotes les ponían por tiempo señalado, por ocho o diez años, y, pasado este tiempo, le daban mujer, y libertad que pudiese beber vino.

Y estos sacerdotes, cuando habían de hacer alguna fiesta, ayunaban (algunos, cinco o seis días, y hasta siete) y no se sustentaban con otra cosa sino con chupar unos cañutos de humo, que ellos llaman en su lengua SANE,‘ y dicen que, si alguno de estos sacerdotes quebrantaba el ayuno, luego lo mandaban matar. Y estos sacerdotes eran, algunos de ellos, hijos de caciques e hijos de principales.

Y, cuando quería celebrar alguna fiesta el cacique, los sacerdotes mandaban juntar mucha gente, y traían muchos presentes de mantas, gallinas, venados, codornices, vino de su tierra de ellos que llaman PULQUE, y, hecha la junta a la medianoche, el cacique y los sacerdotes y los demás, ellos mismos se sacaban sangre de las lenguas y de las orejas con navajas, y sacrificaban la dicha sangre a su dios. Y despues’, otro día por la mañana, se daban entre todos ellos sus presentes de las dichas mantas, y rosas y PUQUIETES, que son unos cañutos de humo, y beben el dicho vino y se emborrachan. Esto dura como dos días y, a cabo de este tiempo, se va cada uno a sus casas.

Y cuando el cacique se había de casar, llevaban muchos presentes de mantas, gallinas, venados, conejos, y daban este presente al padre de la moza, y traían la cacica a donde estaba el cacique. Y, luego, los sacerdotes hacían junta de mucha gente, y se sacaban sangre los sacerdotes de las lenguas y orejas y la sacrificaban a sus dioses, y se daban presentes. Y, así, quedaba el casamiento hecho.

Y los hijos de estos tales eran tenidos por legítimos y heredaban el cacicazgo; y, si no tenían hijo, heredaban las hijas. Y asimismo se casaban cacique con cacica, y principal con principala, y así se acomodaban unos caciques con otros, y principales con principales. Y estos dichos caciques tenían otras muchas mujeres de su servicio en su casa. Y dicen que, si los tales caciques no venían a tener hijos legítimos, y aunque tuviesen hijos bastardos, éstos no heredaban el cacicazgo, sino los parientes del cacique más cercanos; y que, asimismo, cuando querían tratar algún casamiento de algún cacique, los padres de los desposados iban a tratarlo con los sacerdotes, y les llevaban sus presentes de mantas, joyas y plumas, y los dichos sacerdotes invocaban al demonio o a sus dioses. Y, luego,
salían los sacerdotes del templo y daba cada uno su parecer de lo que sus dioses le dijo: si se había de hacer el casamiento, o no, o si habían de tener hijos, o no, porque el cacicazgo no quedase

sin sucesor.

15 E1 gobierno que tenían era obedecer lo que sus caciques les mandaban, los cuales siempre tenían en sus casas cercanos parientes, que vivían en otras partes diferentes de donde el cacique estaba, y estos tales eran los que iban con los mensajes del cacique a los naturales, indicándoles lo que habían de hacer.

Castigaban con gran rigor el adulterio y los hurtos, que no que daban con las Vidas; y los bienes de estos tales los aplicaban al cacique. Y los que debían deudas y no tenían de qué pagar, los vendían por esclavos, y, si la deuda era en cantidad, los mandaban matar y se los comían.

Cuando el cacique de Tlaxiaco, que era a quien estos de Mixtepeque reconocían por señor, tenía guerra con MONTEZUMA, iban éstos a ayudar a su señor con sus arcos y flechas, y macanas de encina con sus navajas puestas, y rodelas de madera, y con hondas. E iban embijados los rostros y las piernas, y los que eran tenidos por valientes guerreros se encriznaban los cabellos en la corona de la cabeza hacia arriba, y que los que no son valientes traían los cabellos sueltos.

El hábito y traje ordinario que traían eran unas mantas de henequén pintadas de almagre: esto traían los caciques y principales, y los MACEHUALES traían sus mantas de henequén blancas. Y las vergüenzas se atapaban con unos paños del dicho henequén, pequeños, y los ataban a un cinto que traían a raíz de las carnes.

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