Ixcatlán, Quiotepeque, & Tecomavaca (Oaxaca), 1579

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Descripción de Ixcatlán, por Gonzalo Velásquez de Lara.

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Para en cumplimiento de lo que vuestra Excelencia me mandó hiciese, según la Instrucción que de molde me fue dada, en este corregimiento de Ixcatlan, Quiotepec y Tecomahuaca y su jurisdicción, a 13 días del mes de octubre de 1579 años, ante el escribanó de mi Juzgado, JUAN DE CHÁVEZ, y del padre FRAY PEDRO CORONEL, fraile agustino, y de NICOLÁS DE RENDANO y de JUAN ORTIZ, vecinos de la ciudad de México y estantes al presente en este pueblo de Ixcatlan, teniendo para esto un naguatato fiel y buena lengua llamado SIMÓN VÁZQUEZ, delante del gobernador y alcaldes de este dicho pueblo, me fueron presentados dos indios ancianos, el uno de edad de 100 años, poco más o menos, llamado ALONSO, y el otro de más de 80 años, 1 llamado UAN ACATL, y otros muchos, encargándoles dijesen y declarasen las cosas en aqueste memorial contenidas; y prometieron de decir verdad en todo lo que les fuere preguntado conforme al memorial por vuestra Excelencia enviado, y leyendo cada capítulo.

1. A lo primero: llámase este pueblo Ixcatlan, que quiere decir “lugar de algodón”.2 Y llámase ansí porque, de muchos tiempos atrás, viendo un famoso capitán que había falta de algodón, quiso dar orden en cómo se sembrase y, para regar las huertas de algodón, hizo abrir un cerro y minarlo de una parte a otra, como ahora parece, por donde quiso embocar un río. Y, como no pasase el agua bien, salió muy alta esta mina, que tiene de largo (atravesando toda la sierra) 40 brazas de largo y veinte de ancho. Y llámase esta quebrada Oloztoc, que quiere decir “cueva redonda”,3 y está de este pueblo a tres leguas. Dentro de la cual están, en la bóveda de ella, pintados muchos despojos: macanas, dardos, flechas, arcos, y capacetes como los usaban, a manera de cabezas de patos, y huesos y calavernas. Y dicen algunos que, yendo allí a hacer sus areitos, ofrecían allí algodón, y de allí quedó este nombre, “lugar de algodón”, como quiera que este pueblo sea falto dél. Llámase, también, Temazcalapa, por esta quebrada que es a manera de temazcal o baño, y aun el día de hoy le llaman algunos ansí.

2. Fueron en su gentilidad libres por sí, que no reconocían a nadie, y que el único que los sujetó fue sólo MONTEZUMA; y viniendo el MARQUÉS DEL VALLE, envió a RODRIGO DE SEGURA, y le sujetó y conquistó; y muriendo éste, quedó el pueblo a su mujer, la cual casó con GREGORIO DE TAPIA y, 4 por muerte de los dichos sin dejar heredero, se puso en cabeza de su Majestad.

3. El temple de este pueblo de Ixcatlan es frío y húmedo por estar en serranía, y muy falto de agua, que, si no son arroyos que en el tiempo de las aguas hay en algunas partes, no tienen otro de que proVeerse para la seca. Y, para esto, tienen muchos magueyes, que de ellos sacan aquella aguamiel, y ésa beben el tiempo que del cielo les falta; aunque, a media legua de este pueblo, hay una fuente que todo el año corre. Y, de ordinario, en todo el año bate el norte aquí, aunque no demasiadamente, que no se pueda tolerar. Es pueblo y tierra muy seca y húmedo.

4. Es tierra as'pera por ser, como es, todo serranía.

5. En tiempo de su gentilidad fueron ocho mil indios, y más, y la causa de haberse acabado y consumido, según ellos dicen, es por sacarlos su encomendero de doscientos en doscientos cada mes y hacer esclavos, enviándolos a las minas, donde quedaban la mitad muertos, y los demás se huían por no sacar el oro. Y los que ahora pueden haber quedado son trescientos y tantos, poblados los ciento y cuarenta en la cabecera, y los demás repartidos en tres

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estancias o pueblos, llamados, el uno, Nocpala, que quiere decir “hoja de tuna”.5 y el otro Tecopango, y el otro Coyula, que quiere decir “lugar de cascabeles”: 6 todos están bien ordenados y con buen asiento de pueblos, fijos y trazadas sus calles y casas a su modo, y, al parecer, que permanecerán.

6. Es 1a lengua de estos, en toda la provincia, chochona, y hablan muy pocos la general mexicana.

7. Este pueblo es del distrito y gobernación de México, y está de la ciudad de México a cincuenta y ocho leguas.

8. Está este pueblo, de la ciudad de Oaxaca, a veinte y dos leguas, poco más o menos, y de la ciudad de los Ángeles, a 36 leguas; y a la una y a la otra tiene por ambos lados: la una, al oriente, y, la otra, al poniente. Y las leguas no son muy largas ni de mal camino, viniendo o yendo por el camino real, que es lo más llano y derecho.

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11. Dista este pueblo de Ixcatlan, de la Alcaldía Mayor de Yanhuitlan, 7 leguas haciael sur y, al norte, trece leguas del de Cuzcatlan; y a la parte del norte, del corregimiento de Teutitlan, seis leguas, y de el sur, el corregimiento de Cuz'catlan, ocho leguas.

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14. En tiempo de su gentilidad, fueron de un gran señor llamado QUAUTZINTECUTLI, hijo de [Tzintecutli|TZINTEcUTLI], y de estos descendieron a señorear hasta los bisnietos y tataranietos. Y un hijo de QUAUTZINTECUTLI fue vencido de MONTEZUMA y, desposesionándole del señorío, les puso gobernador, aunque siempre mandaba al primer señor alimentar de la mitad de los tributos. Y, viniendo el MARQUÉS DEL VALLE, envió a RODRIGO DE SEGURA, como queda dicho, que los conquistó. Y gobernaba a la sazón, y llevaba la mitad de los tributos, el abuelo del que es ahora gobernador, Don Juan de Santiago. Y lo que tributaban era oro en unos tejuelos de tamaño de una hostia y, de grueso, poco menos de dos dedos. Y dábanle, cada año, cuarenta de aquéllos, fuera de otras cosas que pedían, como era gallinas, petates, cosas de caza, y otras a este tono.

Adoraban éstos, en su gentilidad, dos ídolos: el uno era dios de los varones y, el otro, dios de las mujeres. El de los varones era llamado ACATL, que quiere decir “caña”, y el de las mujeres era OCELOTL, que quiere decir “tigre”. Y para estos dos dioses tenían su templo en un monte, sobre el cual estaba un CU muy grande, de treinta varas en cuadra, y encima del CU o cepa, fundado el templo de piedra y argamasa, cubierta la techumbre de muy grandes maderos de cedro. Y era el templo, bajo, como de dos estados y, en cuadra, como de veinte brazas: encalado, y toldado de mantas pintadas y labradas con plumas de patos, que llaman TOMITL, y de pelos de liebres y de conejos, que decían TUCHOMITL.7 Eran los ídolos ambos de piedra verde, muy estimada entre ellos, y de dos cuartas, poco menos, de alto; y tenían pinjantes de oro vaciado y brazaletes de lo propio, y orejeras y bezotes, y estaban metidos en unos cestos aforrados en mantas que nunca

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en todo el año los sacaban, si no era en las fiestas que celebraban, que eran cuatro: la primera llamaban MALINALTZI, que quiere decir “la fiesta del torcer”, y era la fiesta del fuego o de la lumbre, porque llevaban unos troncos de madera y, con otro, otras puntas muy agudas. Y, torciendo en el otro palo, encendían lumbre y sahumaban con el incienso que tenían, que llamaban COPALI; y aquel fuego servía de quemar los sacrificios. Y esta fiesta era a entrambos juntos los dos ídolos, y poníanlos a vista del pueblo en sus altares de flores y rosas, sobre unos ICPALES o silletas. No había, entonces, ofrenda más que de regocijos, bailes y mitotes.

Llamaban a la segunda la fiesta del OCELOTL, que quiere decir “tigre”, en que sólo salía aquel ídolo y ofrecíanle palomas y tórtolas solamente, y, según dicen, en tanta cantidad que, de ocho mil indios, no dejaba de ofrecer ninguno. Y el que no podía ir, estando lejos, enviaba doblada la ofrenda.

Era la tercera fiesta de ACATL, que llaman “caña”, y, en ésta, el cacique y señor ofrecía él sólo, y no otro alguno, y la ofrenda era sólo un QUETZAL, o plumaje verde guarnecido de oro, y una paloma en una caña verde. Y llevaba estas dos cosas desde su casa, y acompañandole todo el pueblo, hasta el templo, con mucho ruido de atambores y de jabebas, 8 y cantos de alegría. Y este día daba el cacique, a todos los de su casa y a los grandes, de comer y vestir.

La otra solemnidad era mayor y más principal, donde ofrecían hombres y mujeres, y perros y patos y codornices y papel. Y había una piedra en medio del templo, redonda como rueda de molino, y allí sacaban el corazón del desventurado, estando vivo, con unas agudas navajas, y el corazón llevaban a los ídolos y lo quemaban. Y había un agujero donde los echaban. Luego, aquel cuerpo estaba ya como santificado, y daban dél a cuartos, con gran reverencia, a quien querían los sacerdotes.9

La elección de los cuales era por autoridad del cabildo y de todo el pueblo, y tenían un sumo sacerdote que llamaban QUAQUIHUITZIN, 1° que era electo de los mismos sacerdotes y de todo el pueblo. No eran casados, ni se les permitía, ni salir del templo por ninguna vía, y, si alguno salía, era castigado, en especial si le tomaban en adulterio o en cosa de fornicio. Y esto castigaba, no el sacerdote sumo, sino el rey, de manera que él y ella morían a golpes en los cogotes, y después eran despedazados. Y para cumplir el número, que siempre había de estar cabal, que eran ocho (para cada ídolo, cuatro), queriendo cumplir el número, hacían su elección. Y, llamado el electo, le ponían las carnes del justiciado delante y le exhortaban a que no cayese en lo que su antecesor, si no quería venir a aquel desventurado fin. Y, si era casado, de allí se despedía de su mujer e hijos, que nunca más los veía. Y, si la mujer iba, como era costumbre, a la puerta a llamarle para que por ella ofreciese sacrificio, le castigaban como si form'cara.

Y era ésta la costumbre: de que, cuando alguno pedía algo al dios a quien sacrificaba, era llevado al templo con la ofrenda para el idolo y para el sacerdote, y, tomándolo de la mano, decía: “ACATL, u OCELOTL, pide

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esto y esto”. Y esto mismo hacía el que se quería casar: iba al sacerdote y decíale su intento, y éste subíalo, un día de mercado o de fiesta, en un CU muy alto y decía a gritos: “Éste se quiere casar”. Y sacaba una navaja, y raíale la barba y cortábale los cabellos. Y, bajando de allí, iba a escoger a la que estaba por casar, aunque fuese ilustre y principal o MACEGUAL, si no la escondían o la traSponían; y la primera con quien topaba era la legítima, y hasta cuatro o cinco eran como concubinas, que se las permitían.

Había castigo para los ladrones, y recompensaban al agraviado con los bienes del justiciado. Y había castigo para todos los vicios, y no para los sodomitas. Y, el que se hallaba cargado de pecados, llevaba al templo ofrenda, y tantas cuantas veces iba y ofrecía, tantos pecados se le perdonaban. Y, hasta cumplir el número, no entraba dentro, sino desde afuera, y, el postrer día, entraba por mano del pontífice principal y éste le reconciliaba.

El traje del pontífice era diferente del de los otros sacerdotes, y el de los sacerdotes diferente del de los principales, y el de los seculares principales distinto del de los MACEGUALES. El sumo sacerdote tenía puesto de ordinario un albornoz negro encima, con muchas borlas coloradas y una corocilla pequeña; los demás sacerdotes iban de estocados, y los albornoces eran de papel de muchos colores y, los días principales, de mantas pintadas de colores, y de plumas y pelos de liebre. Los señores andaban con mantas pintadas y MAXTLES, o tira-bragueros, de pluma, y sus Orejeras o bezotes; los MACEGUALES, al tono, fuera de que no se les permitía cosa de pluma, ni pelos ni cosa de oro.

Rescatábase el oro en las ferias o mercados, y allí se vendían mantas, gallinas, perros, esclavos, oro, hachas y otras cosas. Y era el rescatar oro, por mantas, por codornices, esclavos y hachuelas; por oro, petates. Y era de cinco en cinco días el mercado.

El señor iba por li’nea recta. Y, cuando moría, llamaban a todos los vasallos y enterrábanlo en, su casa propia, vestido de r0pas dobles, con sus brazaletes y orejeras, y bezotes y CACLES o COTARAS, y con él enterraban vivo un criado suyo, el más querido, en unas bóvedas, poniendo primero el vivo, y encima dél al difunto, y luego muchas mantas, jícaras, frutas, gallinas, patos, venados y otras cosas ricas, como piedras, oro, plumas de papagayos e incienso. Y ésta era el modo de enterrarse, cada uno en su casa. Y los sacerdotes, en el templo, con sus vestiduras. Y hacían a los diez días las obsequias de los MACEGUALES y, de los principales, a ciento y setenta días. 11 El modo de testar era decir, al tiempo que morían, como dejaban tales y tales cosas, y perros y gallinas, para los del templo.

15. Las guerras que tenían eran con los de MONTEZUMA, que los venían a sujetar. Y, después de hechos vasallos del MONTEZUMA, no tuvieron guerras. Su traje era como está dicho arriba, en el capítulo 14. Los mantenimientos son los ordinarios, y ésos han usado siempre: maíz, frijoles, raíces y cazas de venados (que los hay a la redonda, a una y dos leguas), y gallinas y yerbas de su mantenimiento.

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17. Las enfermedades ordinarias de que estos naturales adolecen comúnmente son: catarro, tos y calenturas. Y el reparo que para esto tienen es sólo sangrarse de las sienes, por consejo de algunas mujeres y hombres que llaman TIZITL, que quire decir “médico” 12 Y éstos sangran o dan bebedizos de yerbas molidas. No hay ya entre ellos de los herbolarios que solía haber antiguamente.

18. 19. 20.

21. Hay en este pueblo aquella quebrada notable y mina, que arriba dijimos para saber cómo se llama este pueblo, en el capítulo primero.

22. Hay en toda esta tierra, ansí en las visitas como en la cabecera, muchos morales de que se beneficia la seda; hay otros que llaman QUAUHXIOTES, que quiere decir “árboles de lepra”, 13 y éstos tienen la corteza como lepra de acá, que es ordinaria, llamada XIOTE, que es a manera de empeines que traen el cuero apostillado. Y estos árboles son en dos maneras, y ambos apostillados como el tronco del madroño, aunque las postillas muy amorosas y blandas: unos son blancos, y otros colorados, y destilan de sí una goma que, la de los blancos, es buena para retener las cámaras, y estriñe en gran manera bebida y desleída; y el colorado echa una goma amarilla que corrompe en gran manera. Hay otros árboles de TECOMAHACA, que su ra1'z y parte del tronco, estando seco, parécese en el olor y en el color a lináloe de lo muy fino. La goma es conocida y muy apropiada para dolores de cabeza.

23. De los árboles de España, de frutas, sólo se dan membrillos y granadas.

24. En blanco

25. Benefician la seda en esta provincia, y cógese en ella como cantidad de cien libras cada año, poco más o menos.

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27. Hay en estas montañas leoncillos pardos y tigrillos pequeños, venados, coyotes, que son a manera de las zorras de España, y tejoncillos, que llaman en su lengua PIZOTL.

28-29. En blanco

30. Hay cerca de este pueb1o, a seis leguas, unas salinas de que se proveen los indios de sal, y falta en este dicho pueblo el algodón, como queda dicho en el capítulo primero.

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33. Los tratos de estos naturales son, de ordinario, hacer petates y tejerlos, y la seda, aunque pocos; y hacen tanates a manera de cestillos. Y el mayor trato que hay entre ellos es éste, y beneficiar los magueyes, y sacar miel y venderla, y de allí pagan sus tributos.

34. La diócesis es del Obispado de Oaxaca, llamada por otro nombre la ciudad de Antequera; y tiene esto por beneficio un clérigo llamado PEDRO RUIZ SUÁREZ. Está la diócesis, de este pueblo, a veinte y dos leguas no muy grandes y los caminos, aunque bien abiertos, ásperos desabridos.

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