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Que sepan todos quienes este nuestro documento vieren que es verdad que yo, Maria Cano, viuda vecina aquí de la ciudad que se llama Chololan mi barrio Santa Maria Natibitas Tonantzintlan digo ahora que estuve casada dos veces por el sacramento y el primer esposo se llamaba Francisco Tomas Cano y me dió una tierra que está en San Christóbal Teacalco Tlacpac arriba en el cerro Tzapotecatl. Esta tierra fue heredada de su respetable padre y su respetable madre; su respetable padre se llamaba Francisco Tomas Cuauhtli y su respetable madre se llamaba Francisca Soatoctzin. Cuando se la dieron ya había cinco años que estábamos casados. Cuando se murió mi marido que se llamaba Francisco Tomas Cano, me dió esa tierra; se vendió la tierra para enterrarlo a él que se llama Pedro Serillos, casado por sacramento con Maria Serillos, vecinos de aquí de la ciudad cabecera Santiago. Pagaron en dinero 6 pesos así digo que no solamente lo gasté sino que se lo enterré y digo entonces que no se entregó ese documento, solo así se quedó. Y cuando se murió él, Pedro Serillos, su venerable esposa legítima se heredó a él, su hijo Gabriel Juan Teio y su esposa Bernadina Agostina habitantes del mismo pueblo, de la cabecera de Santa Maria Ocotlan Pilopan. Ahora Gabriel Juan Teio y su esposa Bernardina Agostina como ya saben que no dí ninguna escritura de tierras, su tío Pedro Serillos ahora me piden que se los den. Ahora solo se sabrá: la tierra que se vendió tal vez ya tenía sesenta años que tengo en mi poder. Ahora puedo dar la escritura de tierras porque es suya la tierra vendida, que fue de mi esposo. Nadie podrá cobrar otra vez porque juro por su nombre de Dios con la señal de cruz unida a Dios a la Santísima Cruz (juramento). Ya no se hablará algo sobre eso otra vez. Diré sobre la tierra que tenemos testigos. Hoy ante mí se hizo esa escritura de tierras. Los testigos ellos: Andres