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LLILAS Benson at Feb 24, 2018 10:01 AM

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plumas en ellas, y las piernas descubiertas, y embijados los rostros y las piernas, y los cabellos largos, entranzados. Y arremetían a los contrarios con mucha grita y alarído, y allí peleaban hasta vencerse los unos; y llevaban sus orejeras de oro y, en las narices, lo mismo.

E1 hábito y traje ordinario que traían era unas mantas de algodón, los principales y los MACEHUALES.’ ataban las dos puntas en el un hombro y cubrían hasta el pie, y las vergüenzas tapaban con un paño que traían en un cinto a raíz de la carne, por las prOpias mantas. Visten, ahora, camisas y jubones y zarahuelles de algodón, y jaquetas de paño de la tierra, los que pueden, y algunos caciques traen sus calzas y sayos y capas, y sombreros todos los más.

Y la mujeres se visten una ropa, abierta por la mitad de la cabeza y abiertas las mangas, que llaman ellos en su lengua SIQHU y, en mexicano, HUIPILI, y, de la cinta abajo, traen unas mantas gruesas listadas de diferentes colores, ceñidas, que en su lengua llaman SYYO y, en mexicano, CUEITL.9
Los mantenimientos de que antes usaban son maíz y frijoles, ají, lagartijas, conejos, venados, ratones. Y esto, los que los podían que vivían en otra parte diferente de donde el cacique estaba, y a es'tos acudían todos los demás naturales del pul'hebljo y les daban cuenta de sus negocios, y es'tos comunicaban todo lo que el cacique quen'a.
Castigaban con gran rigor el adulterio, que no quedaban con las vidas, y lo mismo a los que hurtaban, y los bienes de los tales los aplicaban para el cacicazgo; y los que debían deudas y no tenían de qué pagar, se los daban al acreedor por esclavos perpetuos, y se servían de ellos, o los vendían o sacrificaban, o hacían de ellos lo que querían.
No tuvieron guerra nin'guna los naturales del pueblo de Iustlahuaca con ningunos, comarcanos ni de lejos. Los de Tecomaxtlahuaca, dicen, tuvieron guerra con los mexicanos, los cuales, dicen es'tos de Tecomaxtlahuaca que, en dos veces que tuvieron recuentro con los mexicanos, quedaron ellos con victoria.
La manera de su pelea era con macanas de palo agudas, y rodelas de unas varas recias que llaman en su lengua OTATES (que las entretejían) e ICHCAHUIPILES, que son unas armas de algodón, y arcos y flechas y hondas; y llevaban sus banderas con mucha plumería colorada. Las cabezas llevaban descubiertas, sólo con unas mantas atadas, con unas plumas en ellas, y las piernas descubiertas, y embijados los rostros y las piernas, y los cabellos largos, entranzados. Y arremetían a los contrarios con mucha grita y alarido, y allí peleaban hasta vencerse los unos; y llevaban sus orejeras de oro y, en las narices, lo mismo.
El hábito y traje ordinario que traían era unas mantas de algodón, los principales y los MACEHUALES: ataban las dos puntas en el un hombro y cubrían hasta el pie, y las vergüenzas tapaban con un paño que traían en un cinto a raíz de la carne, por las propias mantas. Visten, ahora, camisas y jubones y zarahuelles de algodón, y jaquetas de paño de la tierra, los que pueden, y algunos caciques traen sus calzas y sayos y capas, y sombreros todos los más.
Y la mujeres se visten una ropa, abierta por la mitad de la cabeza y abiertas las mangas, que llaman ellos en su lengua SIQHU y, en mexicano, HUIPILI, y, de la cinta abajo, traen unas mantas gruesas
listadas de diferentes colores, ceñidas, que en su lengua llaman o y, en mexicano, CUEITL.9
mantenimientos de que antes usaban son maíz y frijoles, rtijas, conejos, venados, ratones. Y esto, los que los podían haber y cazar en los montes a hurtadillas, porque ninguno podía ir a caza, sino cuando el señor iba. Y dicen que, cuando así había de salir a caza el señor, antes que saliese de su casa, hacía la junta de su gente e invocaban a sus ídolos. Y luego salían al monte y cazaban dos o tres días, y mataban muchos venados, conejos, leones, tigres, gallinas de la tierra monteses, y otras muchas sabandijas. Y más, tenían que, cuando así habían de salir a caza, no habían de ir enojados unos con otros, sino muy conformes, porque dicen que, si alguno iba enojado con otro, que era ir en balde porque no habían de matar caza.

Averiguado es que, antiguamente, vivieron más sanos que ahora y hubo más indios, y la causa no se sabe, más de que los naturales dicen que, con tres pestilencias que ha habido deSpués que los españoles vinieron, se han consumido. Tiene ahora este pueblo de Iustlahuaca, con sus sujetos, trescientos


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