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esto y esto”. Y esto mismo hacía el que se quería casar: iba al sacerdote y decíale su intento, y éste subíalo, un día de mercado o de fiesta, en un CU muy alto y decía a gritos: “Éste se quiere casar”. Y sacaba una navaja, y raíale la barba y
cortábale los cabellos. Y, bajando de allí, iba a escoger a la que estaba por casar, aunque fuese ilustre y principal o MACEGUAL, si no la escondían o la traSponían; y la primera con quien topaba era la legítima, y hasta cuatro o cinco eran como concubinas, que se las permitían.

Había castigo para los ladrones, y recompensaban al agraviado con los bienes del justiciado. Y había castigo para todos los vicios, y no para los sodomitas. Y, el que se hallaba cargado de pecados, llevaba al templo ofrenda, y tantas cuantas veces iba y ofrecía, tantos pecados se le perdonaban. Y, hasta cumplir el número, no entraba dentro, sino desde afuera, y, el postrer día, entraba por mano del pontífice principal y éste le reconciliaba.

El traje del pontífice era diferente del de los otros sacerdotes, y el de los sacerdotes diferente del de los principales, y el de los seculares principales distinto del de los MACEGUALES. El sumo sacerdote tenía puesto de ordinario un albornoz negro encima, con muchas borlas coloradas y una corocilla pequeña; los demás sacerdotes iban de estocados, y los albornoces eran de papel de muchos colores y, los días principales, de mantas pintadas de colores, y de plumas y pelos de liebre. Los señores andaban con mantas pintadas y MAXTLES, o tira-bragueros, de pluma, y sus Orejeras o bezotes; los MACEGUALES, al tono, fuera de que no se les permitía cosa de pluma, ni pelos ni cosa de oro.

Rescatábase el oro en las ferias o mercados, y allí se vendían mantas, gallinas, perros, esclavos, oro, hachas y otras cosas. Y era el rescatar oro, por mantas, por codornices, esclavos y hachuelas; por oro, petates. Y era de cinco en cinco días el mercado.

El señor iba por li’nea recta. Y, cuando moría, llamaban a todos los vasallos y enterrábanlo en, su casa propia, vestido de r0pas dobles, con sus brazaletes y orejeras, y bezotes y CACLES o COTARAS, y con él enterraban vivo un criado suyo, el más querido, en unas bóvedas, poniendo primero el vivo, y encima dél al difunto, y luego muchas mantas, jícaras, frutas, gallinas, patos, venados y otras cosas ricas, como piedras, oro, plumas de papagayos e incienso. Y ésta era el modo de enterrarse, cada uno en su casa. Y los sacerdotes, en el templo, con sus vestiduras. Y hacían a los diez días las obsequias de los MACEGUALES y, de los principales, a ciento y setenta días. 11 El
modo de testar era decir, al tiempo que morían, como dejaban tales y tales cosas, y perros y gallinas, para los del templo.

15. Las guerras que tenían eran con los de MONTEZUMA, que los venían a sujetar. Y, después de hechos vasallos del MONTEZUMA, no tuvieron guerras. Su traje era como está dicho arriba, en el capítulo 14. Los mantenimientos son los ordinarios, y ésos han usado siempre: maíz, frijoles, raíces y cazas de venados (que los hay a la redonda, a una y dos leguas), y gallinas y yerbas de su mantenimiento.

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