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p[adre] Procurador fr[ay] fran[cis]co. de estavillo conocio V[uestra] ex[celenci]a.
a pesar suyo, el espiritu de ynquietud y discordia
con el pernicioso escandalo de estos naturales
atraso de el Real Servicio y Perjuicio de la Pre
dicacion evangelica, que las piadosas intenciones
del Rey desean ver adelantadas en estas Remo
tas tierras. Por el mismo, y la evidencia de
tan deplorable estado, con la fundada Previsi
on de fatales consequencias que temia, me
vi en estrecho, de despachar, a mi propio com
pañero, de correo, a esa capital, sin reparar
ni en la indisposicion de la lancha, que rregis
trada despues de su rregreso, se halló haver
navegado con gravissimo peligro. ni en la
fatal inclemencia de aquel tiempo; ni menos
en un camino tan penoso, sobre demasiado lar
go. En lo que se hace patente, quan grande era
mi deseo de la paz; y la quietud, y de arrancar
la raiz de su perturbacion, principio de tantos
daños. La gloria de Dios y el servicio del Rey;
que tanto estriva en aquella, me movio tan sola
mente a atropellar con tantas dificultades
acalorando y fomentando mi espiritu, la sa
tisfacion y confianza, que al soberano devemos
que esta sola aun prescindiendo de la gloria de
Dios, me es bastente, y en mis compañeros sti
mulo poderoso para jamas perdonar trabajo
alguno, ni omitir diligencia que condusca

p[adre] Procurador fr[ay] fran[cis]co de estavillo conocio vexa?
a pesar suyo, el espiritu de ynquietud y discordia
con el pernicioso escandalo de estos naturales
atraso de el Real Servicio y Perjuicio de la Pre
dicacion evangelica que las piadosas intenciones
del Rey desean ver adelantadas en estas Remo
tas tierras. Por el mismo, y la evidencia de
tan deplorable estado, con la fundada Previssi
on de fatales consequencias que temia, me
vi en estrecho de despachar a mi propio com
pañero de correo, a esa capital, sin reparar
ni en la indisposicion de la lancha, que rregis
trada despues de su rregreso, se halló haver
navegado con gravissimo peligro ni en la
fatal inclemencia de aquel tiempo; ni menos
en un camino tan penoso, sobre demasiado lar
go. En lo que se hace patente, quan grande era
mi deseo de la paz; y la quietud, y de arrancar
la raiz de su perturbacion, principio de tantos
daños. La gloria de Dios y el servicio del Rey;
que tanto estriva en aquella, me movio tan sola
mente a atropellar con tantas dificultades
acalorando y fomentando mi espiritu, la sa
tisfacion y confianza, que al soberano devemos
que esta sola aun prescindiendo de la gloria de
Dios, me es bastente, y en mis compañeros sti
mulo poderoso para jamas perdonar trabajo
alguno, ni omitir diligencia que condusca